domingo, 2 de febrero de 2014

ENSAYO: Educación en Medellín y Antioquia.

Educación en Medellín y Antioquia: de una enseñanza eclesiástica a la instrucción secular entre 1810 y principios del siglo XX.

Alejandra Mejía Narváez.

Toda sociedad tiene una forma de educación en la búsqueda de adaptación de los individuos a la vida en comunidad; esa forma de educación se moldea de acuerdo a  los rasgos de dicha sociedad, su tiempo y su espacio. Sin embargo, no sólo estos elementos fungen en la modelación de tal o cual tipo de educación, el devenir de la historia y los acontecimientos actúan como el escenario donde la educación se desarrolla y por tanto está inevitablemente vinculada a ésta mecánica.
Establecida la colonia en América, los miembros de la élite representaban la minoría que tenía posibilidades de acceder a una formación pedagógica formal, en la cual el objetivo esencial era la formación de sujetos virtuosos, que mantuvieran las buenas costumbres y que sostuvieran una devota fidelidad al monarca español, bajo el resguardo de la moral y la fe cristiana.
“Grande es el placer que experimentan los hombres religiosos i patriotas con los esfuerzos que se hacen para mejorar la jeneración presente, por medio de una educación basada sobre la moral evangélica, único fundamento de las instituciones sociales […]”[1]
No obstante, la dinámica de los sucesos que acaecerían tanto en España como en América para finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, serían el caldo de cultivo que provocaría la ruptura de los lazos entre metrópoli y colonia, y que indudablemente serviría de trampolín para la transformación del sistema educativo, su estructura, sus objetivos de formación, sus métodos, hasta la misma población hacia la que se dirigía cambiarían su esencia irremediablemente, siendo un proceso largo y lento.
Para finales del siglo XVIII España se encontraba en el ocaso de su poder, donde su economía no era la más floreciente debido a las deudas acarreadas por la guerra, enfrentando la invasión francesa y el vacío de poder, que había provocado un estado de desorientación en América. Estos factores en conjunto representarían un catalizador en la búsqueda de la independencia de la colonia, estimulada por un descontento generalizado, producido por diversas causas (monopolio del estanco, poco acceso de los criollos a la administración, elevados impuestos, el no reconocimiento del N.R.G como provincia española marcaba una diferencia identitaria entre el español y el americano,  la creación de un incipiente nacionalismo, entre otros motivos) y que llevaría posteriormente a las luchas de independencia, traduciéndose en la creación de los estados nacionales, con un gobierno republicano para mediados del siglo XIX.
La formación académica en el Nuevo Reino de Granada para el siglo XVIII estaba bajo la dirección del fuero eclesiástico. Los contenidos formales de la educación, constaban de cátedra en teología, filosofía y derecho;
“Os acompaño un cuadro que manifiesta el estado de la instrucción primaria i secundaria en la provincia, 14 jóvenes cursan gramática latina i castellana en el colejio académico, 70 filosofía i 44 derecho civil patrio, i derecho canónico. En el seminario de Antioquia cursan gramática latina i castellana 14, i 15 filosofía. / Ecsisten en la provincia 85 escuelas, 54 por el método antiguo i 31 por el lancasteriano i concurren a ellas 3149 niños de uno i otro secso.”[2]
 estaban ceñidos al filtro religioso; se desarrollaba en los Colegios Mayores y los seminarios que se encontraban en Santa Fe “Lo que se encuentra en el Nuevo Reino de Granada, en cuanto a estudios superiores, son dos grandes colegios-mayores […] facultades que incluían: filosofía, derecho, teología, aunque la única institución autorizada para entregar títulos era la denominada Universidad Tomística […]”[3], cuyos cuerpos estamentales constituían un grupo pequeño cuidadosamente seleccionado, que actuaban bajo el ojo vigilante del fuero eclesiástico y que operaba como organismo interventor y regulador mediante diferentes órdenes religiosas, haciendo la educación poco accesible a través de múltiples exigencias. Una educación exclusiva para la élite.
El objetivo de la educación colonial era mantener la fidelidad entre los  habitantes americanos sujetos a la corona española, donde se inculcaba la moral y la fe cristiana, además de difundir las buenas costumbres, orientada a formar ciudadanos virtuosos; sin embargo la tecnificación económica era nula y el comercio se encontraba altamente monopolizado. Conjuntamente se tenía un sistema administrativo primitivo y corrupto, entre muchas otras falencias, y donde el contacto entre España y América era virtual, ¿sería entonces válido afirmar que la metrópoli promovía ese estado de atraso y de rigurosa intervención, adjunto a un ambiente oscurantista mediatizado por la Iglesia, con el objetivo de mantener supeditados los territorios americanos a su dominio, tratando de evitar que sucesos como la emancipación fueran impensables para las posesiones de Ultramar?.
Es preciso tener en cuenta que para finales del siglo XVIII, las ideas de la Ilustración ya han permeado sobre la juventud noble letrada que se empieza a manifestar en función de la secularización del saber y el estudio de las ciencias de la naturaleza, manifestándose a través de medios como la prensa, ¿acaso la apropiación de los ideales ilustrados coadyuvarían al inicio de una transformación de la educación tradicional, en una temporalidad en la que la independencia aún no era efectiva?
El ambiente de separación que ya se percibía, formaba una situación caldeada donde una escisión entre colonia y metrópoli se preveía, sólo era cuestión de tiempo, representando un suceso coyuntural que marcaría el inicio de la transformación del sistema educativo en aras de una cantidad de ideales que se perfilarían en el desarrollo de la construcción de la República.
Finalizado el movimiento independizador, ahora las jóvenes naciones buscan una nueva forma de gobierno que rija sus territorios. La instauración de la República, inicia con una serie de cambios políticos, económicos y sociales, que afectarían directamente a la educación, pasando de estar en manos de la Iglesia a estar controlada por el Estado:
 “[…] en 1819, los líderes de la emancipación emprendieron reformas en los órdenes legal, económico, social y político para cimentar a la naciente nación en la cultura política occidental. Entre las reformas primordiales se encontraba la educación enmarcada por dos propósitos medulares: formar una élite profesional para la dirección de la república y brindar la instrucción primaria a los súbditos, casi todos sumidos en el analfabetismo.”[4]
Para finales de la primera mitad del siglo XIX el catolicismo inicia su resurgimiento, donde se fortalece su esencia y principios, se fundan nuevas órdenes religiosas, se reafirma la autoridad de Roma, aumenta el número de conversos –con gran importancia entre los intelectuales de la época-, se romaniza la eucaristía y se fortalece la identidad del clero.
Adjunto a esto, el carácter predominantemente religioso de la educación en Antioquia, donde las diferentes asociaciones religiosas que se establecieron allí actuaron como pioneras de la educación -los salesianos, las capuchinas, las vicentinas, las bethlemitas, los jesuitas, dominicos, carmelitas descalzas, las hijas de la Sabiduría, entre otras-, las cuales fundaban planteles públicos y privados; vigilaban el uso y venta de ciertas lecturas, confiriéndoles el poder de decidir qué textos se debían emplear en la enseñanza, denunciando a los docentes que transgredieran la doctrina católica;
“se vende la CITOLEJIA y el COMPENDIO de las principales verdades que un cristiano debe saber para conseguir su salvación a cuatro reales la primera i a real i medio el segundo---La CITOLEJIA es el mejor método de lectura práctica que ha aparecido hasta ahora, i es igualmente útil para la enseñanza individual. EL COMPENDIO es el más completo para su objeto, i por su pequeñez el más aparente para los niños tiernos i para la jente ruda. […]”[5]
 inculcaban la moral religiosa y civil, educaban a las mujeres en las  actividades domésticas y a los varones en las labores de la herrería, la metalurgia, la cerrajería, la agricultura, la mecánica, la impresión, entre otros oficios.

Sede de la Universidad de Antioquia en el siglo XIX. Acuarela de Humberto Chávez, basada en un grabado de la época.

Empero, finalizando la segunda mitad del siglo XIX, la educación paulatinamente iría transformándose, haciéndose más accesible y cobijando cada vez mayor cantidad de población, reflejándose en los esfuerzos del Obispo Gómez Plata y Ospina Rodríguez en la búsqueda de educar a la juventud en la moral y la religiosidad, en complemento con el desarrollo económico. Además representó un medio de socialización de suprema importancia, por lo que la Iglesia y el Estado entran en conflicto por su hegemonía dado que
“en la sociedad moderna el verdadero poder está tan inextricablemente unido a la educación como lo está al ejército y a la policía, entonces se podría predecir que el Estado desearía […] un monopolio sobre la educación, así como un monopolio sobre la fuerza pública, y que la Iglesia velaría […] para que su exigencia de socializar a los fieles se mantuviera no sólo como un derecho tradicional, sino también como un derecho natural.”[6]




Fotografía Rodríguez 1889-1995, Escuela de Artes y oficios (Fotografía blanco y negro). Medellín, 1927. Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto, Medellín.

A partir de esto, se pasa de una educación exclusiva para la élite a una apertura de la instrucción pública obligatoria, facilitando el acceso de las clases menos privilegiadas;
“La Instrucción primaria debe ser obligatoria. / He aquí una medida que se ha creído hasta hoi imposible en la práctica i demasiado rigurosa en teoría. Sin embargo, no sólo hombres sobrado competentes i suficientemente autorizados, sino países enteros, i entre ellos los que encabezan la civilización actual, se han decidido por la alternativa, i la han puesto en planta. Si, la instrucción elemental debe ser obligatoria, i este debe considerarse como uno de los pasos más grandes i de mayor trascendencia, que hayan de darse en el camino del verdadero progreso. Inútil parece examinar las ventajas que saltan a los ojos de cualquiera que estudie la cuestión desprevenidamente. Conviene sí analizar los inconvenientes en que pareciera fundarse la terca oposición que todavía en algunas partes se le hace, i que no son otra cosa que conceptos erróneos provenientes ora de la mala fe, ora de la ignorancia […]”
se anexan cátedras al plan de estudios, tales como Ciencias Naturales, Medicina, Literatura, Inglés, Francés, entre otras; se especializa el oficio de la docencia y se cambia el modelo educativo por el lancasteriano, más riguroso, disciplinado y con fundamentos memorísticos, mostrando una transición y un desarrollo en el sistema educativo.
Benjamín de la Calle, “Escuela Normal de Señoritas” (Fotografía blanco y negro 20x25 cm). Medellín, 1912. Fondo Benjamín de la Calle 1869-1934. Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto, Medellín.

La  pugna entre la Iglesia y el Estado, posicionó a la Iglesia católica dentro del aparato político al tener la posibilidad de intervenir en la formación de los individuos y por ende fomentar una ideología conservadurista, antiprogresista y antiliberal.

Benjamín de la Calle. ”Segunda división de externos, Colegio San Ignacio” (Fotografía blanco y negro). Medellín, 1913. Fondo Benjamín de la Calle 1869-1934. Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto. Medellín.

Incluso para mediados del siglo XX los sermones en las misas adquirieron un aire militante en contra del liberalismo y todas aquellas ideas sediciosas, todo esto animado por la élite eclesiástica. “Desde 1946 las pastorales de los obispos sostuvieron el tono animoso de una restauración e hicieron un llamado a ese clero y a sus creyentes para derrotar definitivamente una doctrina que ellos consideraban pecaminosa y herética.”[7]
Con el levantamiento de José Ignacio de Márquez en 1840 y la oposición por parte de Gómez Plata y de sectores importantes del clero, se abre la brecha que repele al liberalismo de la Iglesia, creando lazos más estrechos entre ésta y el conservatismo.
En 1853 el Congreso promulga el artículo 5º de la Constitución  que declara la libertad de culto y con esto la separación de la Iglesia y el Estado. Como reacción, la Iglesia produjo el Syllabus donde recopilaba y condenaba los errores cometidos por los gobernantes así como conceptos tales como: modernidad, libertad de pensamiento y ruptura Iglesia/Estado.
“Las enseñanzas de la doctrina social de los papas fueron un instrumento usado por la jerarquía colombiana, aunque no siempre unánimemente, para contrarrestar la modernización emprendida por el liberalismo pero también para salirle al paso a una izquierdización creciente del sector obrero, que le producía escozor.”[8]
Según algunos estudiosos, todas estas manifestaciones no sólo reforzaban la fe y la devoción católicas, sino que también confería una identidad a sus fieles. En dicha identidad se veían conjugados los intereses de la comunidad y veían en el clero al líder que los defendería, haciéndose posible una democracia representativa, donde se consolidaría el Estado moderno –en términos del conservadurismo colombiano de la época-.
Ésta dinámica fortalecía a la Iglesia, pero con la derrota de los conservadores en la Guerra de las Escuelas en 1876 y la toma de los radicales, se dio un golpe certero a esa solidez, especialmente con el control del matrimonio, al imponerse el matrimonio civil en 1877 por encima de las nupcias religiosas.
Los liberales de la época siempre vieron en la Iglesia católica un obstáculo para alcanzar el progreso, era indispensable la separación de ésta de los asuntos del Estado. Para lograrlo, los liberales buscaron reformas políticas y económicas que reorientaran el sistema de creencias y estimulara la implantación de nuevas ideologías. En éste sentido era de suprema importancia la creación de escuelas de primeras letras, donde dicha reorientación se hiciera plausible con facilidad entre los educandos
“como encargado de la dirección de la dirección de este colejio no me limitaré al frio cumplimiento de mi deber, sino que íntimamente persuadido del inmenso bien, que se le prepara  a la patria, con la difusión de los buenos principios de moral, de orden, de obediencia fiel a la constitución i a las leyes, de odio eterno e irreconciliable a las pérfidas y desoladoras doctrinas del fanatismo, me consagraré decididamente i con esmero, a hacer que nazcan i jerminen en el corazón de los educandos nociones de patriotismo, de moralidad, de amor a las instituciones democráticas, i a todos los principios de orden social tratando de que nazcan en ellos ideas nobles i pundonorosas […]”[9]
  Dentro de esta reorganización también se encuentra la tolerancia religiosa que se adoptó después de la consolidación de la República y con ella se estimuló la inmigración. Declarada la libertad de cultos, los extranjeros radicados en América Latina hicieron uso de su derecho a expresar sus creencias; entre ellas se encontraba el protestantismo el cual sirvió de herramienta política al liberalismo radical
“Este nexo no fue solamente fruto de una convergencia ideológica en torno a la modernidad democrática y republicana; se encuentra en el origen del movimiento asociativo que los liberales consideraron como el crisol de un nuevo pueblo latinoamericano. Ello se debe a que las sociedades protestantes, igual que las demás sociedades de idea, se proponía crear un pueblo de ciudadanos que poco a poco constituirían el pueblo político, base de una democracia representativa y de una cultura política moderna.”[10]
Durante mucho tiempo los liberales moderados buscaron reconciliar a la Iglesia con la modernidad liberal pero la empresa no fue posible, por lo que el liberalismo se impone sobre el catolicismo, desembocando en la Reforma Liberal de finales del siglo XIX, donde se pretendió secularizar definitivamente a la sociedad civil “Separación iglesia-estado, registro civil, libertad de culto son algunos de los aspectos de una modernidad política que abrió el espacio social a los principios […] de la modernidad.”[11]
Entre 1910 y 1914, un periodo de relativa paz política, Colombia comenzó a dar sus primeros pasos hacia la modernización, impulsada por

“el alza de los precios internacionales del café, el buen clima de las relaciones con los Estados Unidos con el pago de la indemnización de Estados Unidos a Colombia por la pérdida de Panamá, la llegada de capitales norteamericanos a Colombia y América Latina, fueron factores que permitieron que el país entrara en un proceso de modernización con mayor acentuación hacia la década del veinte.”[12]

Benjamín de la Calle. “Telares de los Hernández” (Fotografía blanco y negro, 13x18 cm). Medellín, 1917. Fondo Benjamín de la Calle 1869-1934. Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto, Medellín.

Benjamín de la Calle. “Fábrica de chocolate” (Fotografía blanco y negro, 13x18 cm). Medellín, 1923. Fondo Benjamín de la Calle 1869-1934. Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto. Medellín.

Benjamín de la Calle. “Fábrica de lavado y planchado” (Fotografía blanco y negro 13x18 cm). Medellín, 1918. Fondo Benjamín de la Calle 1869-1934. Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto. Medellín.

Además esto implicaría el desencadenamiento de otras situaciones que se encontraban en reposo como los movimientos sociales (grupos indígenas, consolidación del socialismo) y la creación del sindicalismo colombiano por los conflictos laborales.
Con lo anterior es posible afirmar que los estados modernos latinoamericanos no presentaron el mismo proceso en la construcción de su modernidad en comparación con Europa o Estados Unidos, debido a la sujeción con respecto a la metrópoli. Fue con la consolidación de la República, la escisión social entre liberales y conservadores, además de los conflictos con la Iglesia católica en la búsqueda de la secularización social, el contexto en el que se introdujo y se desarrolló la modernidad.
Dentro del proyecto modernizador de las primeras décadas del siglo XX, las bibliotecas se fueron imponiendo como centros de donde emanaba el conocimiento que era necesario impartirse.
En 1870, en cuerdo con el Decreto  de Instrucción Pública, se construyó la primera biblioteca de Antioquia, en 1886 se erigió la Biblioteca de la Sociedad de San Vicente de Paul y para 1921 en adelante se fundaron las bibliotecas de la “Universidad de Antioquia, el Colegio de San José, el Colegio de San Ignacio de Loyola y las bibliotecas de las normales.”[13]
Para el caso de Medellín, la Biblioteca Pública Municipal fue fundada en 1921 “como la principal acción estatal relacionada con la intención de posicionar a las bibliotecas, en el marco de la oferta educativa en instituciones que promovieran las ideas de la modernización.”[14]. Aunque la Biblioteca Pública Municipal se perfiló como laica y democrática, no fue ajena a la censura mediante el Código de Policía que promulgaba y facultaba al jefe de policía en la inspección de la biblioteca y su material con el fin de salvaguardar la moralidad y las buenas costumbres.
Para la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX la circulación y publicación de periódicos y revistas de cultura, literatura y arte, aumentaron sustancialmente. Aunado a esto, se van conformando pequeñas bibliotecas y colecciones particulares “como las de Manuel Uribe Ángel, Juan José y Carlos A. Molina, y de las bibliotecas de alquiler, como la que funcionaba en el café El Globo, que alquilaba las obras por un centavo diario.”[15]
El objetivo esencial de estas bibliotecas era proporcionar los ideales circulantes necesarios para el progreso material, civilizatorio y la formación de un hombre productivo y trabajador; asimismo limitar los lectores de acuerdo a un objetivo político y una moral religiosa. Ligada a la misión de las bibliotecas se encuentra la labor del bibliotecario, quien estaba facultado para censurar, restringir y catalogar la información, en función de proteger los lectores de ideas sediciosas.
Luego de 1930 ésta función moralizante y de censura del bibliotecario se transforma, ahora su labor se orienta a la promoción y difusión de la lectura “Es agradable y consolador ver penetrar al salón de lectura a un descamisado con todos los signos exteriores de la más absoluta ignorancia, y observar cómo toma un libro y se dedica, por largas horas, a una lectura que muchas veces es edificante y educadora”[16]
El periodo comprendido entre 1930-1946, fueron los años de gobierno de tres partidarios del liberalismo: Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos, quienes llevarían a cabo el plan que se había propuesto en la Convención Liberal de Ibagué en 1921, una Reforma social. Los tres presidentes tendrían algo en común, un intervencionismo directo en la economía y la creación de reformas culturales
“dentro de las reformas adelantadas por el Gobierno podemos señalar las siguientes: la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado , la abolición del nombre de Dios del preámbulo de la constitución de 1886 y la supresión de los artículos 38 al 40, 53, 55 y 56 en donde se reconocen algunos privilegios a la Iglesia y el Clero, reforma al Concordato para que el Estado pueda celebrar el matrimonio civil, el divorcio vinculante, el control sobre el nacimiento a través del registro civil y sobre la muerte vía administración de los cementerios, establecer la libertad de cátedra y la educación laica, gratuita y obligatoria.”[17]
No obstante, la República liberal decaería durante el segundo periodo de gobierno de Alfonso López, quien renunció a la presidencia en 1945, dejando el gobierno a Alberto Lleras Camargo.
Después de todo un proceso de consolidación y de fijarse los preceptos que delinearían la metamorfosis en el sistema educativo, la formación pedagógica se hace pública estimulando el acceso del pueblo llano, con el fin de instruir a las masas en los oficios y que esto se tradujera en un avance nacional  y económico a manera de proyecto modernizador, donde permea un ideal de progreso
“Convencido como lo he estado siempre, i es lo que he manifestado en mis pasado informes, que el estudio más importante a los progresos de la civilización i de la industria de Antioquia, es el de la química, mineralojia i mecánica, no he perdido jamás de vista este negocio importante, i así es, que en fuerza de una constante economía, tengo hoy la satisfacción de informaros, que han seguido ya para Europa los fondos necesarios para la venida de un profesor de aquellas ciencias […]”.
La educación para mediados del siglo XIX, paradójicamente, demuestra mayor desarrollo y dinamismo que la instrucción para mediados del siglo XX, donde la calidad de la formación fue menguando, ampliando los índices de criminalidad y prostitución. En este sentido, se destaca el cubrimiento y la calidad, resaltando los esfuerzos de los gobiernos conservadores y liberales por mejorar y mantener un nivel educativo alto, cuyos protagonistas se comprometieron con ésta causa: Mariano Ospina R., Pedro Justo Berrío, Néstor Castro, Eustorgio Salgar, Vicente Arbeláez, Antonio José Uribe, Pedro Pablo Betancour, Luís López de Mesa, Tomás Cadavid Restrepo.
Si bien es relevante la influencia del Estado y de la Iglesia sobre el desarrollo del sistema educativo, se ha descuidado el impacto social y lo que éstas transformaciones significaron para la sociedad, en un contexto enmarcado por agitaciones, guerras, rupturas y polarizaciones, la secularización y el acceso de las masas a la educación constituyeron un gran avance económico y social, donde se comienzan a vislumbrar los ideales del progreso.






Fuentes y bibliografía

Fuentes
1 Manuscritos
Archivo Histórico de Medellín, Medellín  (AHM)
Fondo Consejo Municipal, Serie Informes, Tomo 778
Hernando Jaramillo 1947

Archivo Histórico de Antioquia, Medellín (AHA)
     Fondo Gobernación de Antioquia, Sección Impresos y Publicaciones, Tomo G.D. 2

2 Bibliografía
Bastian, Jean Pierre. “Sociedades protestantes y modernidad liberal”. Protestantismo y modernidad latinoamericana: historia de unas minorías religiosas activas en América Latina. México: Fondo de Cultura Económica, 1994
Lavinia, Margaret. “Las huestes papales: el resurgimiento católico y la transición europea hacia la democracia”. Historia y Sociedad. 06 (1996)
López Amaya, Jeiman. Revival en la República liberal. Historia de las misiones y prácticas de las misiones protestantes-pentecostales en el contexto nacional 1930-1946. Tesis de Maestría en Historia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011
Mesa, Gustavo y Ortiz, Carlos. Representaciones religiosas y la violencia en Antioquia, 1949-1953.  Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2006
Silva, Renán. Los Ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808: Genealogía de una Comunidad de Interpretación. Bogotá: Banco de la República, 2002
Tortolero, Alejandro (Coordinador). “Reforma religiosa, protestantismo y catolicismo en América Latina”. Jean Pierre Bastian (Autor). Estudios Históricos. Medellín: Universidad Autónoma Metropolitana, 1994
Universidad de Antioquia (Autor corp.) y otros. Zuluaga, Olga Lucía y otros.  “La instrucción pública en Colombia, 1819-1902: surgimiento y desarrollo del sistema educativo”. Génesis y desarrollo de los sistemas educativos iberoamericanos siglo XIX. Tomo I. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio, 2004

3 Artículos de revista
Montoya Ríos, Mónica y Otros. “Papel del bibliotecario público en la tradición educativa y cultural de Medellín, 1870 – 1950”. Revista Interamericana de Bibliotecología, Vol. 34, No. 01 (Ene.-Abr. 2011)


4 Fuente visual
     Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto
            Fondo Benjamín de la Calle 1869-1934
            Fondo Fotografía Rodríguez 1889-1995



[1] Archivo Histórico de Antioquia, Gobernación de Antioquia, Impresos y Publicaciones, Tomo G.D. 1, documento 110

[2] Archivo Histórico de Antioquia, Gobernación de Antioquia, Impresos y Publicaciones, Tomo G.D. 1, documento 142

[3] Renán Silva. Los Ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808: Genealogía de una Comunidad de Interpretación. (Bogotá: Banco de la República, 2002) 33.

 [4] Universidad de Antioquia (Autor corp.) y otros. Olga Lucía Zuluaga y otros.  “La instrucción pública en Colombia, 1819-1902: surgimiento y desarrollo del sistema educativo”. Génesis y desarrollo de los sistemas educativos iberoamericanos siglo XIX. Tomo I. (Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio, 2004) 203-204.

[5] Archivo Histórico de Antioquia, Gobernación de Antioquia, Impresos y Publicaciones, Tomo G.D. 1, documento 134

[6] Margaret Lavinia. “Las huestes papales: el resurgimiento católico y la transición europea hacia la democracia”. Historia y Sociedad. 06 (1996), 51

[7] Gustavo Mesa y Carlos Ortiz. Representaciones religiosas y la violencia en Antioquia, 1949-1953  (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2006), 117

[8] Gustavo Mesa y Carlos Ortiz. Representaciones religiosas y la violencia en Antioquia, 1949-1953 (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2006), 120

[9] Archivo Histórico de Antioquia, Gobernación de Antioquia, Impresos y Publicaciones, Tomo G.D. 2, documento 22

[10] Jean Pierre Bastian. “Sociedades protestantes y modernidad liberal”. Protestantismo y modernidad latinoamericana: historia de unas minorías religiosas activas en América Latina. (México: Fondo de Cultura Económica, 1994), 93.

[11] Alejandro Tortolero (Coordinador). “Reforma religiosa, protestantismo y catolicismo en América Latina”. Jean Pierre Bastian (Autor). Estudios Históricos. (Medellín: Universidad Autónoma Metropolitana, 1994), 206.

[12] Jeiman López Amaya. Revival en la República liberal. Historia de las misiones y prácticas de las misiones protestantes-pentecostales en el contexto nacional 1930-1946. Tesis de Maestría en Historia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011), 99
[13] Mónica Montoya Ríos y Otros. “Papel del bibliotecario público en la tradición educativa y cultural de Medellín, 1870 – 1950”. Revista Interamericana de Bibliotecología, Vol. 34, No. 01 (Ene.-Abr. 2011), 71

[14] Mónica Montoya Ríos y Otros. “Papel del bibliotecario público en la tradición educativa y cultural de Medellín, 1870 – 1950”. Revista Interamericana de Bibliotecología, Vol. 34, No. 01 (Ene.-Abr. 2011), 69

[15] Mónica Montoya Ríos y Otros. “Papel del bibliotecario público en la tradición educativa y cultural de Medellín, 1870 – 1950”. Revista Interamericana de Bibliotecología, Vol. 34, No. 01 (Ene.-Abr. 2011), 71

[16] Archivo Histórico de Medellín. Fondo Concejo Municipal. Serie Informes, tomo 778, Hernando Jaramillo, 1947, folios 302-304

[17] Jeiman López Amaya. Revival en la República liberal. Historia de las misiones y prácticas de las misiones protestantes-pentecostales en el contexto nacional 1930-1946. Tesis de Maestría en Historia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011), 174

4 comentarios:

  1. Has logrado una interesante apropiación del instrumento >(blog) El tema es muy interesante y puede ser usado con público interesados en la educación...

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